La relación entre humanos y caballos ha sufrido una gran transformación, recientemente han dejado de ocupar únicamente funciones laborales y han comenzado a participar en competiciones, ganando también espacio como mascotas. Estos cambios han llevado a los propietarios a acercarse más a los animales, poniéndose más atentos a los problemas de salud física y a los trastornos de comportamiento (PEREIRA et al 2008).